Las atentas miradas de 132 niños llenaban la gran sala de la Unidad Educativa San Jacinto, una escuela de la ciudad de Sacaba, que está ubicada en la Amazonía boliviana. Frente a ellos desfilaban imágenes que representaban el ciclo del agua y su importancia para la vida, invitándoles a cuidar este recurso natural que puede llegar a escasear para sus múltiples usos debido a la contaminación, la degradación ambiental y el cambio climático. Esta actividad formó parte de la socialización de niños y adultos para la promoción del cuidado del agua, un proceso que se implementó en el marco del proyecto “Establecimiento de Redes de Monitoreo de Cantidad y Calidad de Aguas Subterráneas en Acuíferos Urbanos Importantes de la Cuenca del Río Madeira”.
Una vez alcanzada su fase final, el proyecto cuenta ahora con redes de monitoreo plenamente establecidas en dos acuíferos inmersos en la cuenca del río Madera, uno de los principales afluentes del Amazonas. Este mes de diciembre, los equipamientos de monitoreo empezaron a funcionar con el objetivo de proporcionar datos sobre la cantidad y calidad de estas aguas subterráneas que son fuente de abastecimiento a una población de casi 1,5 millones de personas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y a unas 172 mil personas en el municipio de Sacaba.
El establecimiento de redes de monitoreo de acuíferos en la cuenca amazónica, como las de Santa Cruz y Sacaba, es una de las acciones estratégicas que se está poniendo en marcha para fortalecer la Gestión Integrada de Recursos Hídricos (GIRH) en la Amazonía. La acción compone el Programa de Acciones Estratégicas (PAE), acordado en 2017 por los países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica y actualmente en fase de implementación a través del Proyecto Cuenca Amazónica (OTCA/PNUMA/FMAM).
La intervención en Bolivia es coordinada por la Dirección General de Límites y Aguas Internacionales Transfronterizas del Ministerio de las Relaciones Exteriores y cuenta con la supervisión técnica del Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA), a través de la Unidad de Estudios Especiales de la Dirección General de Planificación. Participan también el la gobernación y algunas cooperativas del Departamento de Santa Cruz de la Sierra, las alcaldías de Sacaba y subalcadias de El Abra y Tunari.
Protección, gestión sostenible y uso racional de aguas subteráneas
Los datos generados por las redes de seguimiento de Santa Cruz de la Sierra y Sacaba permitirán establecer políticas de protección de los sistemas acuíferos y su gestión adecuada y sostenible, identificando indicios de sobreexplotación o posible contaminación. Además, con esta información se podrá planificar el uso eficiente de las aguas subterráneas, diseñando y previendo alternativas para satisfacer la demanda de agua potable.
Al mismo tiempo, la información derivada de las redes de monitoreo será incorporada al Sistema de Información de Aguas Subterráneas de Bolivia (SIASBO), que fue diseñado para almacenar datos técnicos en cuanto a pozos, geofísica, manantiales, monitoreo de calidad y cantidad. A nivel regional, estas redes formarán parte del Centro Regional de Gestión de Aguas Subterráneas para América Latina y el Caribe (CeReGAS), un referente en la articulación de capacidades nacionales y regionales para la generación y transferencia de conocimientos relacionados con la gestión, protección y promoción del uso racional y sostenible de las aguas subterráneas.
Las redes también proporcionarán datos para el Observatorio Regional Amazónico (ORA) de la OTCA, que constituye un centro de referencia para la información científica y tecnológica regional sobre la Amazonía (www.oraotca.org).
Conformación y funcionamento de la red de monitoreo
Para establecer la red de monitoreo en Sacaba, el proyecto construyó tres piezómetros, dispositivos que miden y controlan el nivel del agua, e incorporó pozos inactivos o abandonados. “En estos pozos, que ya no estaban operados por la Empresa Prestadora de Servicios de Agua y Alcantarillado (EPSA), se comprobó que era posible medir y controlar la cantidad de agua del acuífero”, relata la supervisora técnica del proyecto, la ingeniera Beatriz Canaviri, de MMAyA.
“Algunos pozos antiguos se equiparon con sensores automáticos que almacenan datos sobre la cantidad y la temperatura del agua. Estos dispositivos harán la transferência de los datos a los sistemas de información en momentos concretos mediante un software. Para medir el nivel freático, se utilizarán sondas piezométricas portátiles”, explica la hidrogeóloga Fabiola Zavala, responsable técnica de la intervención.
Para los estudios de la calidad del agua del sistema acuífero de Sacaba se han considerado pozos en producción, puesto que las muestras para análisis deben contener agua fresca.
En el caso del sistema acuífero de Santa Cruz de la Sierra, se amplió la red de monitoreo existente con la construcción de tres piezómetros dotados de sensores automáticos. Los datos almacenados en estos dispositivos podrán ayudar en incluso el análisis sus aguas poco profundas porque, según datos anteriores a la conformación de la nueva red de monitoreo, el agua subterránea de Santa Cruz, en sus niveles más someros, presenta contaminación. Esto ha llevado a muchas EPSAs a extraer agua potable de los niveles más profundos del acuífero.
En total, el proyecto construyó seis piezómetros e instaló diez sensores en las dos redes de monitoreo. La construcción de uno de los piezómetros ocurrió en la Unidad Educativa San Jacinto, posibilitando um programa educativo y de conscientización para alunos y profesores para la promoción del cuidado de agua. Los datos recopilados serán implementados y monitoreados mensualmente y su posterior ingreso al Sistema de Información de Agua Subterránea de Bolivia (SIASBO).
Capacitación técnica
Una vez finalizada la implementación de la red de monitoreo, se inició la actividad de capacitación técnica sobre cómo utilizar y gestionar los sensores automáticos y cómo interpretar, compilar y transferir los datos almacenados en su software a los sistemas de monitoreo regionales.
Según la ingeniera Zavala, la capacitación y actualización técnica debe ser permanente y estar dirigida a instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y EPSAs. “Al fortalecer las capacidades de estos actores, esperamos mejorar la toma de decisiones, promover la implementación de políticas y estrategias basadas en evidencias y fomentar la participación activa de la sociedad en la gestión y conservación de los recursos hídricos”, concluyó.