La Amazonía es fundamental para mantener el equilibrio climático mundial y tiene una gran influencia en el transporte de calor y vapor de agua a regiones ubicadas en latitudes más altas. Además, desempeña un papel fundamental en el secuestro de carbono atmosférico, contribuyendo así a la reducción del calentamiento global.
Todo lo relacionado con la Amazonía es inmenso, extenso, desafiante y, a menudo, inconmensurable. Los desafíos del pasado y del futuro se nos imponen en el presente. Para actuar en beneficio de la región, es esencial conocer sus peculiaridades y características.
Representa más de la mitad de la selva húmeda tropical del planeta y es la selva tropical más grande del mundo. La región representa entre el 4 y el 6 % de la superficie total de la Tierra y entre el 25 y el 40 % de la superficie de las Américas.
La Amazonía también es sinónimo de diversidad cultural, resultado de un proceso histórico de ocupación del territorio y de la interacción entre grupos humanos de distinto origen étnico y geográfico. El Ciclo Hidrológico Amazónico alimenta un complejo sistema de acuíferos y aguas subterráneas, que puede cubrir un área de casi 4 millones de km² entre Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
La Amazonía alberga una gran variedad de especies de flora y fauna, lo que le ha permitido establecer récords mundiales de diversidad biológica. Además, es una importante zona de endemismo, lo que la convierte en una reserva genética de importancia global para el desarrollo de la humanidad.



