Reunidos en agosto en la Cumbre Amazónica, los presidentes y representantes de los países que integran la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) – Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela – reconocieron en la Declaración de Belém la importancia del agua como fuente de vida en la Región Amazónica y la necesidad de seguir promoviendo su gestión sostenible como parte de los esfuerzos nacionales y regionales.
Como instrumento para consolidar una agenda común para la Amazonia, la Declaración de Belém enumera cuatro objetivos sobre recursos hídricos a alcanzar por los países. Amazónicos. El primero de ellos apunta a garantizar el derecho de la población al agua potable y al saneamiento; el segundo, a mejorar la gestión integrada de los recursos hídricos; el tercero, a garantizar la sostenibilidad de los sistemas hídricos frente a los impactos de los desastres naturales y del cambio climático; el cuarto y último objetivo se orienta a promover y fortalecer acciones que garanticen la calidad del agua para consumo humano, amenazada por las actividades mineras ilegales y otros delitos conexos.
El derecho al agua potable y al saneamiento
Para enfrentar el desafío de garantizar el derecho humano al agua potable y al saneamiento, especialmente para las poblaciones más vulnerables – pueblos indígenas, comunidades tradicionales y aquellas que viven en la periferia de los centros urbanos – los países se han comprometido a promover acciones coordinadas en equilibrio y armonía con los ecosistemas vinculados al agua y en sana armonía con las necesidades alimentarias y energéticas de la Amazonía.
En Brasil, que tiene el 60% de la superficie total de la Amazonia, los datos del Sistema Nacional de Información sobre Saneamiento (SNIS 2021) muestran la magnitud del reto. En la Amazonia brasileña, sólo el 58,9% de la población tiene acceso a agua potable, frente al 84,2% de la población brasileña. En cuanto al saneamiento básico, sólo el 14% de los habitantes de la región dispone de alcantarillado, frente a una media del 55,8% de la población brasileña. Según los primeros resultados de un estudio para identificar las desigualdades sociodemográficas en la región amazónica, realizado por la OTCA en colaboración con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), estas asimetrías están presentes en todos los países amazónicos.
Red Amazónica de Autoridades del Agua
Para mejorar la gestión de los recursos hídricos entre los países, los Estados Partes crearon la Red Amazónica de Autoridades del Agua (RADA) durante la Cumbre Amazónica, con el objetivo de coordinar acciones, establecer protocolos regionales de monitoreo, cooperación y apoyo mutuo en la gestión de los recursos hídricos para la revitalización, conservación y protección de las fuentes de agua, y determinar criterios y parámetros para la calidad del agua.
El texto de la Declaración de Belem también establece que RADA se encargará de apoyar la ejecución de proyectos e iniciativas regionales sobre aguas superficiales y subterráneas, la planificación y gestión cooperativa y sostenible de los recursos hídricos, incluidos los transfronterizos, el fortalecimiento progresivo de las capacidades técnicas, tecnológicas e institucionales, la innovación tecnológica y el diálogo intercultural, de acuerdo con las circunstancias nacionales, incluidos los compromisos políticos, sociales y culturales de cada país.
Monitoreo y vigilancia
Los párrafos de la Declaración dedicados a los recursos hídricos también establecen el propósito de fortalecer las acciones conjuntas de monitoreo hidrometeorológico y de alerta y vigilancia de la calidad del agua para consumo humano en la región.
Con el objetivo de garantizar la cantidad y calidad del agua en la cuenca amazónica para esta y las futuras generaciones, los países pretenden fortalecer la cooperación y armonizar los sistemas integrados de monitoreo y alerta meteorológica, favoreciendo el intercambio de experiencias, información y conocimiento entre ellos. Además, pretenden mejorar las capacidades nacionales de monitoreo para la generación de alertas sobre riesgos ambientales, salud humana, desastres y eventos extremos de naturaleza hidrometeorológica, que les permitan actuar en la prevención, gestión y mitigación de los impactos de los desastres naturales, los efectos del cambio climático y la lucha contra el hambre.
El objetivo de promover el fortalecimiento de las acciones de monitoreo de la calidad del agua para consumo humano incluye la realización conjunta de estudios e investigaciones técnico-científicas sobre la exposición al mercurio y otras sustancias peligrosas derivadas de la minería, particularmente cuando se vean afectados pueblos indígenas y comunidades locales y tradicionales. Además, los países se proponen realizar actividades de prevención y reparación, así como fortalecer la cooperación internacional y regional en la lucha contra la minería ilegal, el tráfico ilícito y otros delitos conexos.
Programa de Acción Estratégica (PAE)
En el marco de la cooperación regional de la OTCA, ya están en marcha proyectos e iniciativas orientados a la gestión integrada y sostenible de los recursos hídricos de la Cuenca Amazónica. Estos forman parte del Programa de Acciones Estratégicas (PAE) acordado por los países de la OTCA en 2017 para, entre otros objetivos estratégicos, crear sistemas de monitoreo y alerta hidrometeorológica, fortalecer la capacidad técnica de los países para la gestión integrada y sostenible del agua y fortalecer la resiliencia de la población ante los impactos y amenazas de la variabilidad climática.
La Declaración de Belém refuerza los compromisos asumidos por los países al refrendar las acciones del PAE, así como fortalecer sus principios rectores, como la cooperación, la construcción de una visión integrada y la acción conjunta para hacer frente a los desafíos políticos, sociales, económicos y ambientales de la Región Amazónica.
