Al norte de la capital Paramaribo, una parte de las 100.000 hectáreas de manglares que cubren la costa de Surinam sufre constantes inundaciones causadas por un proceso de erosión acelerada, lo que afecta negativamente a la provisión de bienes y servicios ambientales, económicos y sociales que proporcionan estos ecosistemas costeros. En esta zona costera, el gobierno surinamés y la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) iniciaron en octubre un proyecto que utilizará un mecanismo de financiación mediante incentivos colectivos para restaurar, proteger y conservar los manglares, con la participación de un grupo de mujeres de las comunidades locales cuyos medios de vida están vinculados predominantemente a estos ecosistemas costeros.
La degradación de los manglares en Surinam se extiende a otros tramos de costa y tiene causas multifactoriales que van desde la subida del nivel del mar hasta la expansión de las ciudades costeras, donde vive el 90% de la población del país. Los manglares son fundamentales no sólo para las comunidades que dependen de ellos para su subsistencia, sino para el bienestar y el desarrollo de toda la población surinamesa, ya que contribuyen a la protección de la zona costera frente a las catástrofes naturales, a la mitigación y adaptación al cambio climático, puesto que los manglares capturan más carbono por hectárea que cualquier otro tipo de bosque, y al impulso de importantes sectores de la economía, como la agricultura y el turismo.
Garantizar el mantenimiento y la sostenibilidad de los servicios ecosistémicos de los manglares al norte de la capital surinamesa es el objetivo de la intervención coordinada por el Ministerio de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente y realizada en el marco del Proyecto Cuenca Amazónica – Implementación del Programa de Acción Estratégica (PAE), ejecutado por la OTCA, en asociación con el PNUMA/FMAM. Para ello, el proyecto combinará la recuperación de áreas degradadas con la generación de ingresos, beneficiando directamente a 2.500 personas. Su ejecución se lleva a cabo en sinergia con la intervención que prevé aumentar la resiliencia de los ecosistemas y las comunidades costeras del país mediante la construcción de infraestructuras naturales para rehabilitar el manglar degradado.
Bosques azules para una economía azul
El proceso de restauración de los manglares con la participación de las mujeres de las comunidades costeras se basará en el enfoque “Bosque Azul para una Economía Azul”, que aplicará el Instituto de Economía Verde de Surinam, socio operativo del proyecto. Este enfoque fue desarrollado con el apoyo del FMAM en Gazy Bay, Kenia, y aplicado con éxito en Ecuador para garantizar la conservación a largo plazo de los manglares, contribuyendo al mismo tiempo a aumentar el bienestar humano y el desarrollo.
Los manglares, llamados bosques azules por ser ecosistemas marinos, son importantes motores económicos, siempre que se gestionen de forma sostenible. Protegerlos significa invertir en una economía “azul”, adoptando soluciones basadas en la naturaleza para restaurar el capital natural y crear resiliencia social, medioambiental y económica.
Visita técnica a la zona del proyecto
En octubre, Sieuwnath Naipal, Profesor de Hidrología y Agua y Cambio Climático de la Universidad Anton de Kom, presentó la zona elegida para la ejecución del proyecto al equipo técnico de OTCA/Proyecto Cuenca Amazónica, compuesto en esta ocasión por Fernando Cisneiros, Especialista en Recursos Hídricos, Luiz Amore, Especialista Institucional, y Sara Gómez, Consultora de Género.
El profesor Naipal explicó que en la zona en cuestión ya no se pueden retener los sedimentos fértiles transportados desde la cuenca del río Amazonas, responsables de alimentar los manglares que cubren la costa surinamesa. El desplazamiento de sedimentos provocado por las aguas oceánicas en la última década es, en este tramo de costa, de 40 a 50 metros hacia el sur, según un estudio realizado por la Universidad Anton de Kom.
Por este motivo, la estrategia desarrollada para la rehabilitación de esta zona de manglares requiere la complementariedad de dos intervenciones, ambas realizadas en el ámbito del Proyecto de la Cuenca Amazónica: la primera dedicada a la construcción de unidades de retención de sedimentos y la segunda centrada en el diseño de un mecanismo de financiación basado en incentivos para restaurar y conservar los bosques de manglares de Surinam y gestionar su interacción con las marismas/bancos.
La construcción de unidades de retención de sedimentos es una solución basada en la naturaleza y, por tanto, responde a los principios de la economía azul, al igual que el mecanismo de incentivos financieros dirigido a las mujeres de las comunidades locales, a través del cual recibirán ingresos por los plantones que cultiven en sus patios traseros.
Como resultado de las dos intervenciones, se espera que la construcción de la infraestructura natural promueva la sedimentación, un proceso esencial para la etapa posterior de creación de bancos de lodo, en la que tendrá lugar la plantación de especies de manglar, completando así el ciclo de rehabilitación.