Discurso del Secretario General de la OTCA, Martin von Hildebrand en la apertura de la Primera Sesión del Mecanismo Amazónico de los Pueblos Indígenas (MAPI)

Dic 11, 2025MAPI, OTCA, Pueblos indígenas

Intervención realizada el 11 de diciembre de 2025, en Brasilia – DF, Brasil

Queridas y queridos representantes indígenas de los ocho países amazónicos,

Para mí es un honor compartir este momento. Un momento histórico: la primera reunión del Mecanismo de Pueblos Indígenas de la OTCA.

Hoy quiero hablar desde mi experiencia, desde lo que he aprendido viviendo décadas en la Amazonia, y desde lo que me han enseñado los sabedores y las comunidades.

Porque lo que aprendí no está en los libros. Está en la selva. Está en la vida. Está en ustedes.

 

He tenido el privilegio de acercarme al conocimiento indígena.

Y ese conocimiento transformó para siempre mi manera de entender el mundo.

 

Ustedes enseñan algo fundamental:

que no estamos fuera de la naturaleza. Somos naturaleza.

Somos parte de un gran sistema vivo en el que todo está interrelacionado.

 

La selva no es una colección de objetos.

Es una comunión de sujetos.

Un tejido de relaciones donde cada ser —árbol, río, pez, insecto, humano— cumple una función en el equilibrio del conjunto.

 

La ciencia moderna apenas empieza a reconocer esto.

Pero los pueblos indígenas lo saben desde hace miles de años.

 

Saben que la salud humana depende de la salud del ambiente.

Saben que Una Salud no es un concepto técnico:

es una forma de vivir en armonía.

 

He aprendido de ustedes la importancia de la regeneración.

De restaurar los bosques con sus propias semillas,

semillas de cada tiempo y de cada territorio.

 

He visto cómo cultivan en sistemas pluricultivos,

donde cada planta acompaña, protege y alimenta a las otras.

Sin químicos.

Sin destruir la tierra.

Con un conocimiento profundo de la vida.

 

También he entendido la dimensión espiritual.

No como algo abstracto,

sino como la conexión real que permite escuchar el ritmo del bosque.

 

El ritmo de las aguas.

El ritmo de las plantas.

El ritmo de los animales.

Ese ritmo que avisa cuando algo está cambiando o desequilibrándose.

 

Los sabedores observan.

Escuchan.

Interpretan.

 

Saben leer cuando los ciclos no corresponden:

cuando la chicharra no canta en su época,

cuando las ranas no anuncian la lluvia,

cuando ciertos insectos no aparecen.

 

Esos indicadores naturales son señales de alerta.

Son formas de monitoreo ambiental tan precisas como muchos instrumentos modernos.

Y son esenciales para volver a sintonizar la vida y mantener la energía vital del sistema.

 

Esta sabiduría es imprescindible para el mundo occidental.

Para que podamos volver a ser parte de la naturaleza.

Para dejar de verla como una fuente de explotación

y entenderla nuevamente como una red de vida que nos sostiene.

 

El conocimiento indígena no es un recuerdo del pasado.

Es una guía para el futuro.

Un conocimiento vivo, dinámico, profundo.

 

Y tenemos un privilegio inmenso:

los sabedores aún existen.

Son memoria viviente.

Son herederos de prácticas y conocimientos transmitidos durante miles de años.

 

Hoy la arqueología confirma lo que ustedes siempre dijeron:

que la Amazonia fue el hogar de grandes civilizaciones.

Que millones de personas vivieron aquí antes de la llegada de las enfermedades europeas.

Que la selva, en gran parte, es un bosque cultural:

modelado, cultivado, cuidado por generaciones de pueblos originarios.

 

Esto cambia la comprensión del mundo.

Cambia nuestra forma de planear el futuro.

 

Por eso, este Mecanismo es tan importante.

Porque reconoce que sus conocimientos, sus visiones y sus prácticas

no son complementos:

son indispensables para la gobernanza del bioma.

 

Ustedes administran legalmente el 25% de la Amazonia.

Sin sus territorios no es posible mantener la conectividad ecológica,

ni evitar el punto de no retorno,

ni sostener la vida de la selva que regula el clima del continente.

 

Este mecanismo garantiza su derecho a participar,

a comentar las resoluciones,

a proponer recomendaciones,

y a orientar a la OTCA en todos los temas que afectan a los pueblos indígenas y al funcionamiento del bioma.

 

¡Hoy damos un paso histórico!

La OTCA reconoce que la Amazonia no se puede proteger sin quienes la han cuidado por milenios.

Reconoce que la selva tiene memoria.

Y que esa memoria está en ustedes.

 

Nuestra responsabilidad ahora es trabajar juntos,

con respeto, con diálogo verdadero, diálogo intercultural,

con la convicción de que la sabiduría indígena no es solo un patrimonio cultural:

es la base de una visión amazónica capaz de asegurar la vida de las generaciones que vienen.

 

Manos a la obra, y

Muchas gracias.

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