La Amazonía es fundamental para el equilibrio climático del planeta.
Con el 20% del agua dulce del mundo y la selva tropical continua más grande del planeta, el bioma amazónico es esencial para la regulación del clima, la captura de carbono y el mantenimiento de los ciclos de lluvia que sustentan la vida en toda la región.
Fortalecer la cooperación regional es fundamental para abordar los impactos del cambio climático en la Amazonía, mediante acciones coordinadas de mitigación, adaptación, reducción de riesgos y gestión de desastres.
Estas acciones buscan evitar un punto de no retorno para el bioma, fortalecer la resiliencia de los ecosistemas y las poblaciones amazónicas, y articular políticas soberanas basadas en los principios de justicia climática y responsabilidades comunes pero diferenciadas.








