La Amazonía es fundamental para el equilibrio climático del planeta.

Con el 20% del agua dulce del mundo y la selva tropical continua más grande del planeta, el bioma amazónico es esencial para la regulación del clima, la captura de carbono y el mantenimiento de los ciclos de lluvia que sustentan la vida en toda la región.

Fortalecer la cooperación regional es fundamental para abordar los impactos del cambio climático en la Amazonía, mediante acciones coordinadas de mitigación, adaptación, reducción de riesgos y gestión de desastres.

Estas acciones buscan evitar un punto de no retorno para el bioma, fortalecer la resiliencia de los ecosistemas y las poblaciones amazónicas, y articular políticas soberanas basadas en los principios de justicia climática y responsabilidades comunes pero diferenciadas.

Líneas de acción

  • Establecer un Mecanismo de Cooperación Regional sobre Cambio Climático que promueva acciones conjuntas de mitigación y adaptación entre los países amazónicos.
  • Diseñar e implementar estrategias regionales para prevenir y abordar fenómenos meteorológicos extremos, como sequías, inundaciones y la exacerbación del fenómeno de El Niño.
  • Fortalecer la resiliencia hídrica regional mediante la Red Amazónica de Autoridades del Agua (RADA) y la gestión integrada de los recursos hídricos.
  • Consolidar la Red de Autoridades para el Manejo Integrado de Incendios (RAMIF), centrada en la prevención, el control y la recuperación de las zonas afectadas por incendios.
  • Promover la integración de la ciencia, la tecnología y el conocimiento local para fundamentar las decisiones y políticas climáticas en evidencia científica.

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